La Cultura Woke: Una Mirada a Su Impacto en la Sociedad



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El término “woke” (Despierto) se deriva de la palabra inglesa “wake” (despertar), pero este término fue acuñado inicialmente por movimientos sociales y políticos en Estados Unidos para referirse a quienes se enfrentan o se mantienen alerta frente a la justicia social, derechos humanos y equidad. Aunque sus raíces se encuentran en movimientos de justicia racial y de género, el término "woke" ha evolucionado para abarcar una variedad de causas progresistas. Este artículo explora la influencia de la cultura woke en la agenda política de los países “desarrollados”, los medios de comunicación, la perspectiva cristiana y su manifestación en eventos globales como los impulsados por el comité olímpico de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Además, se examinará cómo los medios influyen en la percepción de los niños sobre esta cultura, un tema de gran relevancia para las familias en Latinoamérica. Tanto los medios de comunicación tradicionales como las redes sociales juegan un papel crucial en moldear el pensamiento de nuestros hijos, quienes pasan una cantidad significativa de tiempo utilizando dispositivos inteligentes. Esto los hace vulnerables a las agendas políticas de los países desarrollados, que a menudo priorizan intereses económicos sobre la verdadera inclusión social.

La Agenda Política y la Cultura Woke

La cultura woke ha jugado un papel fundamental en la configuración de la agenda política contemporánea, especialmente en países occidentales. Los movimientos sociales que promueven la igualdad de género, los derechos LGBTQ+, la justicia racial y la protección del medio ambiente han encontrado un lugar prominente en la política. Los partidos progresistas, en particular, han adoptado gran parte de esta agenda, impulsando políticas que buscan combatir la discriminación y promover la inclusión.

Sin embargo, la cultura woke también ha sido objeto de crítica. Algunos detractores la ven como una imposición ideológica que amenaza la libertad de expresión y que polariza aún más la sociedad, y si lo hace porque surgen dos bandos, los grupos más conservadores, quienes están en contra de esta cultura que promueve el libertinaje, y no la libertad de pensamiento y expresión, lo cual es muy diferente,  y los “lovers”, como se hacen llamar organizaciones LGBTQ+,  que, paradójicamente la posición de estos es más radical y violenta cuando defienden sus posiciones ideológicas, incluso justifican los ataques llamando al sexo masculino o femenino “homofóbicos”, como un acto de victimización para justificar sus acciones y su estatus Quo, esta tensión es evidente en debates sobre políticas de diversidad en el lugar de trabajo, el lenguaje inclusivo y la educación en temas de género y sexualidad en las escuelas (Parker, 2023).

Elon Musk ha sido un crítico abierto de la "cultura woke". Ha descrito esta cultura como una forma de extremismo ideológico que, en su opinión, promueve la censura y la intolerancia bajo la apariencia de justicia social. Musk ha utilizado términos como "woke mind virus" (virus mental woke) para referirse a lo que él ve como una influencia negativa que puede sofocar la libertad de expresión y el pensamiento crítico. En sus comentarios, ha sugerido que esta cultura es una amenaza para la civilización, y que puede llevar a una sociedad menos innovadora y más dividida, y en sus propias palabras “extinción del cristianismo”.

Los Medios de Comunicación y la Difusión de la Cultura Woke

Los medios de comunicación han jugado un papel crucial en la propagación y popularización de la cultura woke. Plataformas como Twitter, Instagram y TikTok han sido fundamentales para que los activistas amplifiquen sus mensajes y organicen campañas. A través de hashtags y movimientos virales, la cultura woke ha ganado una visibilidad sin precedentes.

Además, medios de comunicación tradicionales como periódicos, canales de televisión y sitios web de noticias han adoptado con frecuencia una postura woke en su cobertura de temas sociales y políticos. Esto ha llevado a un cambio en la forma en que se reportan y discuten temas sensibles, como el racismo, la igualdad de género y los derechos LGBTQ+ (Jones, 2022).

La influencia de los medios de comunicación se extiende también a la forma en que los niños perciben la cultura woke. Programas de televisión, series animadas y contenido en plataformas de streaming a menudo presentan temas relacionados con la inclusión, la diversidad y la equidad. Estos mensajes, aunque positivos en su intención, pueden influir en la forma en que los niños entienden las dinámicas sociales y desarrollan su identidad. Según un estudio reciente, la exposición continua a contenido con temáticas woke puede moldear las creencias y valores de los niños desde una edad temprana, promoviendo una visión del mundo alineada con estos principios (Brown, 2023).

Esta influencia no está exenta de controversia. Algunos padres y educadores expresan su preocupación de que los medios están asumiendo un rol formativo demasiado fuerte, potencialmente limitando el espacio para que los niños desarrollen sus propias opiniones de manera independiente. La cuestión de hasta qué punto los medios deben involucrarse en la formación de valores sociales en los niños sigue siendo un tema de debate entre psicólogos, pedagogos y expertos en medios de comunicación (González, 2023).

La Perspectiva del Cristianismo

Desde la perspectiva del cristianismo, la cultura woke ha sido recibida con una mezcla de apoyo y preocupación. Algunos líderes religiosos han acogido los principios de justicia social promovidos por el movimiento, argumentando que estos se alinean con los valores cristianos de amor al prójimo, equidad y compasión. Sin embargo, otros sectores del cristianismo consideran que la cultura woke promueve valores que están en conflicto con la doctrina cristiana, especialmente en temas como el matrimonio y la sexualidad (Smith, 2023).

La tensión entre la cultura woke y el cristianismo se manifiesta en debates sobre la libertad religiosa y la objeción de conciencia. Por ejemplo, algunas instituciones cristianas han resistido políticas que obligan a adoptar lenguaje inclusivo o a proporcionar servicios que contravienen sus creencias religiosas. Esta resistencia ha generado controversia y ha planteado preguntas sobre los límites entre los derechos individuales y las convicciones religiosas (Williams, 2023).

Los Juegos Olímpicos de París 2024: Un Ejemplo de cultura Woke

Un ejemplo de la influencia de la cultura woke en el ámbito global es la planificación de los Juegos Olímpicos de París 2024. Los organizadores han anunciado una serie de medidas para promover la inclusión y la diversidad, incluyendo la implementación de políticas de equidad de género y la celebración de la diversidad cultural y sexual. Estas medidas reflejan un esfuerzo consciente por parte del Comité Olímpico Internacional para alinearse con los valores woke y promover un ambiente de respeto y aceptación para todos los atletas (Miller, 2024).

Sin embargo, estas iniciativas no han estado exentas de controversia. Algunos críticos argumentan que el énfasis en la inclusión y la diversidad puede desviar la atención de los aspectos puramente deportivos de los Juegos y politizar un evento que tradicionalmente ha sido visto como una celebración global del deporte. Este debate pone de relieve la creciente intersección entre deporte, política y cultura en el mundo contemporáneo (Davis, 2024).

La cultura woke ha tenido un impacto profundo en la sociedad moderna, influyendo en la política, los medios de comunicación, y hasta en eventos globales como los Juegos Olímpicos. Mientras que para algunos representa un avance hacia una sociedad más justa e inclusiva, para otros es un fenómeno que amenaza la libertad de expresión y la cohesión social.

Conservadores y posiciones de grupos religiosos, políticos y grupos deportivos ven con alarma como las nuevas generaciones se adaptan y adoptan las nuevas corrientes de pensamiento libertario en la que se supone debemos de aceptar el hecho de que existen más de dos sexos, más palabras “inclusivas” como él, ella, elle, aunque esta última palabra no aparece en el diccionario de la Real Academia Española. Si nos vamos en retrospectiva, muchos de los que crecimos careciendo de medios de comunicación que influyeran en nuestro pensamiento y forma de conducirnos en la sociedad estaremos de acuerdo que, aunque esta carencia permitió que la “ignorancia” sirviera para que los países desarrollados instauraran sus agendas políticas y geopolíticas en nuestros países no había señales marcadas de depravación y enajenación.

La influencia de los medios en la percepción de los niños sobre esta cultura resalta la importancia de una educación mediática que fomente un pensamiento crítico desde edades tempranas, pero lo más grave es que este mensaje mediático genera confusión entre los adolescentes que se encuentran en su etapa de desarrollo de descubrimiento de identidad, los cuales, según Marcia et. al, (1993), están relacionados con los cuatro estatus de identidad:

• Identidad difusa. Según Rice (1997), el adolescente situado en este estatus no ha hecho un proceso de exploración significativa para encontrar una identidad ni se ha comprometido a nivel vocacional ni ideológico.

• Identidad hipotecada. El adolescente con este tipo de identidad ha asumido un compromiso sin exploración, "mediante la adopción de los roles y valores de figuras de identificación precoz como por ejemplo los padres" (Zacarés y otros, 2009:316). Es decir, no ha experimentado una crisis de identidad ni ha hecho una exploración significativa y permanece arraigado y comprometido a los valores aprendidos durante su infancia.

• Identidad moratoria. El adolescente, en este caso, está en una fase de exploración activa, busca su identidad, pero aún no ha podido establecer compromisos claros. Necesita experimentar un tiempo para encontrar una identidad y unos roles socialmente aceptables. La identidad moratoria suele ser previa a la alcanzada.

• Identidad alcanzada. El adolescente con esta identidad ha finalizado el período de exploración, superando una fase de moratoria, y adopta una serie de compromisos relativamente estables y firmes. Hay autores que consideran que estos cuatro estatus de identidad se pueden dividir en dos grupos.

• Estatus "activos" y "maduros". Son los que están formados por las identidades alcanzada y moratoria y generalmente están asociados a características positivas (altos niveles de autoestima, autonomía y razonamiento moral).

• Estatus "pasivos" e “inmaduros”. Formados por las identidades hipotecada y difusa y asociados a características más negativas (bajo nivel de autonomía y razonamiento moral y mayor grado de convencionalidad y conformismo).

Por lo tanto, es aquí donde las agendas políticas se aprovechan de la vulnerabilidad de nuestros hijos para desinformarlos y hacerles creer que el estatus del libertinaje es correcto y normal, y que para ser aceptados deben de “salir del closet” en su etapa de identidad moratorio y alcanzada.

Al final, el debate sobre la cultura woke refleja las complejidades y tensiones inherentes a una sociedad en constante evolución o, ¿Involución?

Referencias

  • Brown, T. (2023). The impact of media on children's perception of woke culture. Journal of Child Development, 31(2), 133-150.
  • Davis, J. (2024). The politics of sports: Inclusion, diversity, and the Olympic Games. Sports and Society Journal, 22(1), 45-60.
  • González, M. (2023). Media bias and the rise of woke journalism. Journal of Media Studies, 35(4), 215-230.
  • Jones, A. (2022). Social media and the rise of woke culture. Digital Media and Society, 14(3), 122-138.
  • Marcia, J.E., Waterman, A.S., Matteson, D.R., Archer, S.L. y Orlofski, J.L.(1993). Ego identity: A handbook for psychosocial research. New York.: Springer-Verlag.
  • Miller, S. (2024). Paris 2024: A case study in woke inclusion. International Journal of Sports Management, 29(2), 78-92.
  • Parker, L. (2023). The woke agenda: Politics, policies, and society. Political Science Review, 48(2), 107-124.
  • Smith, T. (2023). Christianity and woke culture: A complex relationship. Religion and Society, 19(1), 85-98.
  • Williams, R. (2023). Freedom of religion in the age of woke culture. Journal of Religious Studies, 28(3), 301-319.

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