En la
búsqueda constante de enfoques educativos más efectivos, las Metodologías
Activas de Aprendizaje han surgido como un vehículo transformador en la manera
en que concebimos la educación. Las metodologías activas brindan una atractiva
alternativa al educador tradicional para enfatizar lo que aprende el estudiante
que en lo que él enseña como docente. De esta manera, la metodología activa se
refiere a todas aquellas maneras de llevar las clases que tienen por objetivo
implicar a los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje.
Serna y Díaz
(2013) dicen que una metodología activa “es el proceso que indica que, para
realizar un aprendizaje significativo, el alumno debe ser el protagonista de su
propio aprendizaje, mientras el docente asume el rol de facilitador de este
proceso”; es decir, que el rol del docente es pasivo y el del estudiante es más
activo dentro del proceso de aprendizaje. Dicen los autores antes citados que
en este nuevo entorno de aprendizaje el profesor debe cambiar la pregunta
cuando salga al encuentro con los estudiantes en el aula, esta debe de ser ¿qué
vamos a aprender?”, y nunca “¿qué voy a enseñar?
¿Qué caracterizan a las metodologías activas?
En un
ambiente de metodologías activas, el profesor propone a sus alumnos actividades
de clases, tareas personales o grupales, que desarrollen una reflexión crítica,
un pensamiento creativo, y una comunicación efectiva en el proceso de
aprendizaje; es decir, se pasa de la enseñanza centrada en el profesor a la
enseñanza centrada en el estudiante. Las características de la metodología
activa pueden ser:
Participación Activa: En
lugar de ser meros receptores de información, los estudiantes participan
activamente en discusiones, debates, proyectos y actividades que fomentan la exploración
y el análisis crítico.
Colaboración: Las
Metodologías Activas fomentan la colaboración entre los estudiantes. El trabajo
en equipo no solo mejora la comprensión de los contenidos, sino que también
desarrolla habilidades sociales esenciales.
Resolución de
Problemas: Los estudiantes se enfrentan a situaciones
problemáticas del mundo real, lo que no solo aumenta su comprensión conceptual,
sino que también les ayuda a desarrollar habilidades de resolución de problemas
y toma de decisiones.
Autonomía: Los
estudiantes tienen un mayor control sobre su aprendizaje. Pueden explorar áreas
de interés personal y aprender a su propio ritmo, lo que fomenta la autonomía y
la responsabilidad.
Tecnología y Recursos
Diversificados: Las Metodologías Activas hacen un uso eficaz de la
tecnología y una amplia variedad de recursos, como videos, simulaciones y
plataformas en línea, para enriquecer el proceso de aprendizaje.
Estrategias Didácticas
Las metodologías activas se caracterizan por
el trabajo cooperativo o aprendizaje basado en equipos, para ello, los dicentes
son agrupados en equipos siendo los responsables del cumplimiento de los
objetivos trazados, de esta forma cada uno se compromete con su propio
aprendizaje y el de sus pares (Partal, 2018) citado en (Lara y Gómez, 2020). Entre las estrategias cooperativas se pueden
listar:
Aprendizaje Basado en
Problemas (ABP): Los estudiantes abordan problemas complejos que
reflejan situaciones del mundo real y trabajan en equipo para encontrar
soluciones, aplicando así los conocimientos teóricos en contextos prácticos.
Aprendizaje Basado en
Proyectos (ABP): Los estudiantes realizan investigaciones exhaustivas
sobre un tema y crean proyectos tangibles, lo que les ayuda a profundizar en la
comprensión y a desarrollar habilidades de presentación y planificación.
Aprendizaje
Colaborativo: Los estudiantes trabajan en grupos para alcanzar
objetivos de aprendizaje compartidos, fomentando la discusión, el intercambio
de ideas y el pensamiento crítico.
Flipped Classroom
(Clase Invertida): Los estudiantes estudian el contenido por su cuenta
antes de la clase, mientras que el tiempo en el aula se utiliza para
discusiones, actividades prácticas y aclaración de dudas.
Gamificación: Se
integran elementos de juegos en el proceso de aprendizaje para aumentar la
motivación y el compromiso de los estudiantes.
Beneficios de las Metodologías Activas
Según Pita
y Cárdenas (2017) citado en Lara y Gómez (2020) entre los beneficios de la metodología
activa se encuentran el acceso al conocimiento por parte del estudiante de
manera significativa; además, permite lograr la motivación por el aprendizaje y
apropiación de conceptos, procedimientos y valores de manera divertida y amena,
pero, además:
Mayor Comprensión: Los estudiantes adquieren una comprensión más
profunda y duradera de los conceptos, ya que están activamente involucrados en
su construcción.
Habilidades Transversales: Estas metodologías fomentan habilidades como el trabajo
en equipo, la comunicación efectiva, la resolución de problemas y el
pensamiento crítico.
Motivación Intrínseca: La participación activa y la relevancia de las
actividades aumentan la motivación intrínseca de los estudiantes hacia el
aprendizaje.
Preparación para el Mundo Real: Al abordar problemas del mundo real, los estudiantes
se preparan mejor para enfrentar desafíos futuros en sus carreras y vidas.
Desafíos y Consideraciones
Implementar Metodologías Activas puede presentar
desafíos, como la necesidad de un diseño de curso más detallado, recursos
adicionales y adaptación al entorno educativo. Además, algunas metodologías
pueden requerir una mayor inversión de tiempo tanto por parte de los
estudiantes como de los profesores.
También, se debe de considerar el aspecto ético en el que se supone que cuando se trabaja en grupo todos deben de aportar a la tarea asignada y no utilizar la vieja práctica de “operación mochila”, en la cual solo trabajan uno o dos estudiantes, y a los demás solo se les carga para obtener una nota. Es importante que el alumno desde el inicio del proceso de producción de tareas entienda que su formación integral conlleva a que tenga que existir interrelación entre su proceso activo de aprendizaje y los valores éticos que tendrá que seguir en el proceso académico y posteriormente en su vida profesional (Villalobos, 2022, p. 52).
Las Metodologías Activas de Aprendizaje representan un cambio en la forma en que concebimos la educación. Al colocar al estudiante en el centro del proceso educativo, estas metodologías fomentan la participación, el compromiso y la adquisición profunda de conocimientos. A medida que el panorama educativo sigue evolucionando, el enfoque en la participación activa y la construcción colaborativa del conocimiento continuará siendo fundamental para preparar a los estudiantes para los desafíos del mercado global.
Serna Gómez, H.,
& Díaz Peláez, A. (2013). Metodologías activas del aprendizaje. Recuperado
de http://www. fumc. edu. co/wp-content/uploads/publicaciones/metodologias. pdf.
Lara, D. C. P.,
& Gómez, V. J. G. (2020). Metodologías activas para la enseñanza y
aprendizaje de los estudios sociales. Sociedad & Tecnología, 3(2),
2-10.
Villalobos-López,
J. A. (2022). Metodologías Activas de Aprendizaje y la ética Educativa. Revista
Docentes 2.0, 13(2), 47-58.
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